martes, 7 de mayo de 2013

Mi decimocuarto pensamiento: "Sobre premios y castigos"

Los premios y los castigos son algo que no me apasionan en el campo de la educación. Además, tenemos que tener cuidado, y como todo en la vida, no abusar de ellos. Sobre todo ello, debe prevalecer el diálogo y la comprensión acompañado de respeto.

Hay gente que gusta de dar premios por aquello de animar y motivar a nuestros alumnos por lo que puedan conseguir en determinados momentos. En cierta manera, parece algo positivo, también con moderación porque podríamos obtener efectos no deseados a los que en un principio apuntábamos. Por ejemplo, y como nos indica José Mª Lahoz García, pedagogo y profesor de Educación Primaria y de Psicología y Pedagogía en Secundaria en su artículo: "¿Los premios y los castigos son educativos?", los premios pueden tener efectos secundarios como él mismo indica:

  • Evitar su uso prolongado y variado porque crea adicción y no se actuará si no es a cambio de premios.

  • Modifica la conducta pero no necesariamente las actitudes y motivaciones, por lo que hay que combinarlos con otras acciones educativas. 
Es decir, deberíamos procurar evitar en lo posible el abusar de este tipo de actuaciones ya que podría llevar aparejado una conducta diferente a la que se pretendía al dar el premio. La motivación que pretendíamos conseguir, se encarnaría en otras conductas no deseadas como el egoismo o el propio interés. El famoso estímulo-respuesta - ¡otra vez el conductismo! - que en este caso nos conduce por otros caminos que se alejan de valores como son el respeto y la cooperación. "No hago esto si no me das algo a cambio"; es una frase que muchos de nosotros hemos oído pronunciar, tanto por niños como por adultos, pero que se sale fuera de una escala de valores que intentamos promover en nuestra escuela.

Eso sí, los alumnos y cualquiera, valora de manera positiva que nos den una palmadita en la espalda, que nos digan lo bien que hemos hecho esto o aquello, que felicitemos conductas loables. Se nos olvida, en muchas ocasiones, aplaudir actos y esfuerzos diarios que los merecen, quizá porque no estamos acostumbrados a ello, quizá porque no ha formado parte de nuestra educación primaria. Eso sí, si actuamos de una manera que a otro, el adulto, el profesor, etc. no le gusta fácilmente aflora la "senda del castigo". ¡Qué fácil es castigar y qué difícil nos cuesta reconocer y destacar actitudes dignas de ser elogiadas! Pues eso, por aquí van los tiros (¡perdón por la expresión!), no se trata tanto de dar premios, sino de reconocer y mostrar al otro de que somos consciente de lo bueno que ha hecho, de dar las gracias, porqué no, de lo que nos ha ofrecido y creo, que con ese solo gesto, haremos feliz al otro y quién sabe a cuántos más.

Como decía antes, en el apartado de castigos, éstos afloran en nuestras escuelas con una celeridad inusitada y con la convicción de que sirven para mucho, de que gracias a ellos modificamos conductas y con ello hacemos personas de bien. Pues bien, nuestro amigo José Mª Lahoz, nos ofrece la siguiente reflexión en el mismo artículo sobre el abuso de los castigos y sus efectos secundarios:

  • Pueden aumentar la conducta indeseable. En algunas ocasiones, los hijos buscan llamar la atención de los padres y, al no conseguirlo con una conducta deseable, les basta con que les prestemos atención mediante castigos por las indeseables. En este caso está directamente contraindicado su uso.


  • Si el castigo se ve desproporcionado, injusto o absurdo, puede generar sentimientos de aversión, venganza y resentimiento. Como consecuencia, es probable que no se evite la conducta indeseable. También estará contraindicado su uso en estas circunstancias. 


  • Está claro, que el castigo provoca rechazo por el que los recibe y en la mayoría de los casos no conlleva una mejora en la conducta que se desea, sino todo lo contrario. Muchos de nosotros, tanto en la escuela como en casa, hemos "aprendido", o mejor sería decir,  hemos sido aleccionados a través del miedo: "Si haces ésto, atente a las consecuencias", "Copia 100 veces en clase no se habla", "Te quedas sin recreo si no ...". Nuevamente estímulo-respuesta. ¿De verdad creéis que estos métodos funcionan?, es decir, ¿consiguen estos métodos lo que realmente queremos hacer entender a nuestros hijos o alumnos? Muchas de esas conductas que intentamos corregir, quizá desaparezcan, pero simplemente - algunas veces - de nuestra presencia, ya que volverán a aparecer en otros entornos o ámbitos, y quizá hayamos sido nosotros, con esos métodos, los que hayamos alentado esas conductas  que intentábamos hacer desaparecer.

    El castigo, a mi juicio, es todo lo contrario al respeto, es imponer porque no haces las cosas como es debido, o como la sociedad las entiende. El castigo es negar al otro su propio ser, es decirle que las cosas no son así sin una explicación convincente, sin un diálogo. El castigo, es comprobar que hemos fallado y no somos capaces de reconocerlo. El castigo es una derrota, un fracaso de nuestra identidad como ser humano, un ser con conciencia que es capaz de razonar y hacer razonar al otro a través de los gestos y el verbo, con respeto, no con disciplina. No somos soldados preparados para la guerra con fusiles y ametralladoras, somos personas cuyas "armas" más bélicas deben ser la palabra y la razón, el respeto y el afecto por los demás. 

    Terminaré esta entrada con una reflexión de Juan perea en su artículo: "Sin premios ni castigos. Educando para el tercer milenio" :

    Son muchos años con una educación basada en el premio y castigo, apelando más a nuestro lado animal que al humano. El resultado está a la vista. Cambiarlo depende de todos, de las pequeñas aportaciones de cada uno, como madre o padre, como educador o como responsable educativo. Si reconocemos a nuestros hijos como seres multidimensionales, podremos contribuir a su formación como seres integrales, con posibilidad de mantenerse felices. Si reconocemos sus emociones podemos abrazarlos, si reconocemos sus mentes podemos dialogar y si reconocemos sus dones podemos guiarlos.  

    Ellos saben a dónde van, no los equivoquemos con nuestras creencias y obsesiones. Esperan de nosotros que les acompañemos, escuchemos y amemos incondicionalmente. Los niños sólo nos piden que preservemos su identidad natural, su ser más esencial, que les demos las herramientas para que esa individualidad pueda contribuir al bien social y que caminemos junto a ellos mirándoles con amor. 

    Como dice Juan, sólo esperan de nosotros comprensión, diálogo, entendimiento, y la mayoría de las veces se encuentran con todo lo contrario, con un "yo" inflexible por encima de todo, creadores del bien y del mal, porque somos más viejos, porque somos más sabios. Eso era antes, ahora ni los viejos son tan sabios, ni los sabios tan viejos. Es una cuestión de actitud, si queremos que nuestros hijos o alumnos nos respeten, respetemos su individualidad, respetemos su realidad de niños y/o adolescentes, sepamos entenderles, porque también nosotros hemos sido niños. No pretendamos que sean lo que no son, no pretendamos que nuestros escolares estén 6 horas sentados en una silla sin decir ni mu, no pretendamos que no se revelen contra aquello que no les gusta, no pretendamos que se comporten como adultos (¡bueno, mejor que no!).

    Lo mejor, a mi entender, sería buscar el díálogo, el consenso, el acercamiento, todo lo que conlleva respeto, porque es así como mostraremos y educaremos valores positivos que es lo que nuestra escuela y nuestra sociedad demanda. No podemos combatir la violencia con violencia, generaremos más, y eso está demostrado. Si queremos ciudadanos y personas repetuosas hablemos desde el respeto.

    lunes, 6 de mayo de 2013

    Mi décimo tercer pensamiento: "Compartiendo Escuela Libre"

    Me parece interesante compartir esta información que ha llegado a mis manos relacionada con ofrecer una educación diferente, una educación más respetuosa hacia los niños y con el juego como eje primordial para favorecer el aprendizaje.
     
    CANDIL , ESPACIO EDUCATIVO LIBRE EN BADAJOZ

    En la actualidad y dado el caos en las leyes de educación, están apareciendo cada vez más otro tipo de espacios que tratan de acompañar a las futuras generaciones para un mundo más humano.

    Candil es una Asociación sin ánimo de lucro de acompañamiento a la crianza y
    el juego como aprendizaje. La luz de nuestro candil no muestra una escuela infantil al uso, pero probablemente sí es la que todas las criaturas preferirían si les escucháramos. Creemos en una educación respetuosa con los procesos vitales del desarrollo, donde se les permita desarrollarse a su propio ritmo. La Infancia cuenta con un instinto natural aprender jugando, por disfrutar de la vida y ser felices, ¡no ahoguemos ese instinto!

    Contamos con la libre participación de las familias, desde el asamblearismo, el
    compromiso colectivo. Donde los verdaderos protagonistas son los niños y las niñas.

    NUESTRA PROPUESTA

    Deseamos ofrecer a los niños y niñas en la primera Infancia (hasta 6 años) un lugar en el que satisfacer su necesidad de juego espontáneo, desarrollo y aprendizaje,cuidando con cariño su alma infantil. Una alternativa a la escuela tradicional.
    Crecer en un espacio libre con las familias y personas interesadas en reflexionar y compartir nuevos parámetros educativos y de crianza natural.Cultivamos amor y respeto por la Naturaleza y sus recursos.

    METODOLOGÍA

    La esencia de nuestro Proyecto Pedagógico es sencilla: comunicación afectuosa, el juego y la autorregulación. No se hacen fichas ni filas. No hay nipremios ni castigos. Las criaturas eligen las actividades y tienen a su disposición todos los regalos de la Naturaleza, así como materiales lúdicos-educativos sin luces ni sonidos artificiales. La música, la expresión artística y corporal espontánea tendrán su sitio. Los/as acompañantes (figura que conocemos como maestro/a) los cuidan,protegiendo pero no juzgando, transmitiendo con amor y respeto los límites (pocos pero claros) que van a permitir una convivencia armoniosa y relajada. Estar al aire libre forma parte fundamental del día a día en un espacio cuidado y natural.

    ¿JUGAMOS?

    El juego libre es la actividad más importante a la que nos podemos dedicar,(sobre todo hasta los 7 años), es el medio a través el cual el pequeño y pequeña despliega su inteligencia. Sin embargo, la cantidad de tiempo dedicado al juego en el mundo físico real (que no virtual) ha ido cayendo hasta alcanzar limites que los expertos consideran no saludables.

    El estilo de vida actual, las largas jornadas escolares y extraescolares, la sustitución del juego activo por el entretenimiento audiovisual, o unos programas escolares centrados en la adquisición precoz de conocimientos, son algunas de las causas de este fenómeno.

    Paralelamente, los signos que alertan del malestar infantil en la sociedadactual (dificultades de aprendizaje, conflictividad, TDAH...) y la progresiva medicalización denotan, como mínimo, una falta de consciencia del mundo adulto hacia la auténtica naturaleza infantil y sus necesidades fundamentales.

    Candil entiende que el JUEGO es el principal catalizador del DESARROLLO de la INFANCIA. Descubren, experimentan, aprenden, exploran, crean, adquieren, son felices y aprenden a autorregularse. Para que se dé la autorregulación es fundamental:

    Confiar en las niñas y niños.

    Entornos sin peligros, donde se pueda jugar en libertad sin que haya cosasmateriales más importantes que los propios niños o niñas. Soñamos seguir creciendo a nuestro ritmo.

    CONTACTO


    Sonia: 667910072
    escuelacandil@gmail.com

    Acompañemos sus necesidades, sus demandas, sus ideas y sus locuras... Conozcamos y confiemos en su sabiduría y permitamos que ellos/as no desconfíen de sí mismos/as.

    Cristina Romero

    Gracias por difundir esta información con aquellas personas que te rodean.

    Badajoz, abril 2013

    lunes, 1 de abril de 2013

    Mi duodécimo pensamiento: "La Lectura"

    La lectura es otro tema que me gustaría compartir con vosotros. Un tema controvertido, en el sentido de que nuestros a nuestros alumnos - no a todos - no les gusta mucho leer y por el contrario le interesan otras cosas como la televisión, el cine, os videojuegos, los móviles, ... Un gran lista de cosas antes que la lectura. 

    ¿Porqué a los niños no les atrae la lectura? Seguramente hablaríamos de muchos factores como por ejemplo el poco hábito lector en algunas familias, otros intereses por parte del niño, o por qué no decirlo, al mal enfoque en las escuelas a la hora de orientarnos en la gran aventura de leer.

    A continuación recojo unas palabras de José Mario Horcas Villarreal del Centro Educativo de Cádiz, publicadas en "Cuadernos de Educación y Desarrollo" en su artículo La Lectura en la Escuela:

    La escuela es la encargada de enseñar a leer con el objetivo de emplear la lectura para el aprendizaje. Además es el lugar donde se imparten los conocimientos. Por lo tanto, el niño relaciona la lectura escolar con la obligatoriedad. Es muy difícil que la obligatoriedad lleve a la adquisición del hábito de la lectura.
    Generalmente la obligatoriedad genera rechazo. En este momento la lectura se ha convertido en un fastidio para el niño y cualquier intento de revertir esta situación resultará vano. El niño no comprende para qué le servirá en el futuro saber leer. Le interesa hoy, leer algo interesante, algo que lo distraiga, que lo haga soñar, imaginar.
    Yo creo que José Mario ha dado en la llaga, la obligatoriedad a la hora de leer. Normalmente, en nuestros centros educativos, y dentro de algunas materias como inglés y lengua, los alumnos tienen lo que se denominan "Lecturas Obligatorias". Es decir, nosotros los docentes decidimos lo que tienen que leer por encima de sus intereses y gustos. Está bien que acompañemos al alumno en su caminar por el mundo de las letras, que le despertemos ese gusanillo o amor por la lectura, que le ofrezcamos nuestra visión de lo que leemos, de que compartamos con ellos nuestros gustos y decepciones en la lectura de algunos libros. Pero en ningún caso deberíamos imponer a los demás aquello que está fuera sus gustos, de sus inquietudes, en este momento estaremos "matando" la afición a la lectura, el puente directo al conocimiento, el vuelo directo a nuestros sueños, a lo que jamás imaginarán de otra forma.

    Y para rematar la faena, tenemos "los famosos exámenes de los libros obligatorios de lectura". ¿Es que leemos en la vida real para luego ser preguntados al respecto? ¿No sería mejor crear en las aulas talleres para hablar sobre las lecturas que los alumnos han leído? ¿Un rato para el diálogo, un rato para la oratoria, un rato para compartir? Esto sí se acerca a nuestra realidad, nadie nos hace un examen sobre lo que leemos, normalmente compartimos y disfrutamos con ello. ¿Porqué no trasladar esto a nuestras aulas?, aunque seguramente en muchas ya se hace. Siempre con la manía de cuantificar lo que hacemos, quizá no sea todo culpa nuestra, los docentes, sino de un sistema que nos gobierna y no nos deja caminar por el lado del amor al conocimiento.

    La mayoría de las veces nos equivocamos. El año pasado me encontré con una mamá que me dijo que a su hijo no le gustaba leer, pero que el curso anterior (primaria), le encantaba, leía y leía sin parar, sin obligaciones, sin restricciones, respetando sus intereses y su mundo. ¡Ay! esto se acabó el curso siguiente, les obligaban a leer ciertas lecturas, a veces muchas para sus edad, y el pequeño había dejado de amar la lectura, había dejado de querer a su fiel amigo que tantas "batallitas" e ingenios compartieron. La lectura había dejado de tener esa magia que embriagaba al niño y ... la escuela había dejado de tener ese no sé qué que la hacía especial y al que todos los días iba con alegría.

    Nosotros los adultos leemos lo que nos interesa, o lo que alguien nos recomienda, pero nadie nos impone lo que tenemos que leer. La lectura debería ser así, libre, que podamos elegir lo que queremos leer. Por nuestra parte, por parte de los docentes, deberíamos ofrecer, pero nunca imponer a nuestros alumnos lo que podrían leer, siempre respetando sus intereses para acercarlos al maravilloso mundo mágico de la lectura, el maravillosos mundo del saber.

    Mi undécimo pensamiento: "Palabra de maestro III"


    Nuevamente, ¡al ataque! No sé si os lo he dicho anteriormente, pero tenéis que leer el libro de Carlos (cualquiera diría que me llevo comisión, pero como podéis ver, no, os lo podéis descargar de internet a coste 0), es un maravilloso encuentro con el maestro que todos queremos y que normalmente permanece entre bastidores en otra de esas funciones, importantes, pero que normalmente no destacamos.

    Atención a lo que dice en otro de esos momentos geniales y transparentes del libro:

    La sociedad no está por mejorar el sistema educativo, y la clase política es un reflejo de ésta. Para cambiar la situación haría falta transformar la enseñanza, pero esto no se puede hacer sin la fuerza social necesaria, y entramos en un círculo vicioso. Esto es algo que sufro todos los días en mi trabajo docente; querría encontrar una salida, pero, sinceramente, no la percibo. (p. 8)
    A veces yo también lo pienso, ¿lo habéis pensado alguna vez vosotros? No sé cuántas leyes educativas hemos tenido en los últimos años, la LOGSE, La LOCE, la LOE, ahora la LOMCE ... ¿cuántas más tendrán que venir para darnos cuenta que la educación no trata de que unos señores teóricos y partidistas se sienten y nos digan lo que docentes y discentes tienen que saber y aprender para ser buenos ciudadanos? Yo creo que esto tiene que cambiar y darnos cuenta de que la educación es universal, que el conocimiento es universal y que el aprendizaje depende del amor que mostremos por aquello que nos interesa y nos da sentido a nuestra vida.

    Queremos que los alumnos aprendan esto y no aquello, que dediquen más horas a la lengua y a las matemáticas para paliar el fracaso escolar (¡en torno al 30 % y España a la cabeza de Europa!) y defenestremos o releguemos a un segundo plano otras disciplinas como la música, el educación física (no soy profesor de ninguna de estas disciplinas) y otras maneras de educar en la que tendrían cabida otros tipos de conocimientos.

    Sin ir más lejos, hace unos días hice una consulta entre alumnos de uno de mis grupos y les invitaba a diseñar un nuevo currículo en su caminar por la escuela. Salió así, sin premeditarlo, en una clase de inglés, que es lo que imparto. Y ellos, alumnos de entre 13 - 15 años demandaban disciplinas o materias como la política, la economía, la psicología, las lenguas, ... ; ellos querían tener conocimientos en disciplinas cercanas a la vida diaria para así entenderlas mejor y por qué no, mejorarlas en un futuro próximo si se cruzaban en sus caminos. Hablaban de una preparación diferente a la que les acercamos, a la que pretendemos que hagan suyas, pero que está fuera de toda realidad en la mayoría de los casos.

    Como dice Carlos y como apuntan mis alumnos, para cambiar la situación en la escuela, hay que hacer un gran cambio en nuestras aulas y en la que todos familias, docentes y alumnado tengamos voz y voto. Aunque esto sería otra historia, una historia que algunos se empeñan en que sea tildada de "utopía", de rareza donde las haya, de algo sin sentido, bueno, sin el sentido que otros tienen. Estemos o no en democracia, las cosas se siguen imponiendo de una manera u otra. La enseñanza no va de esto, la enseñanza debe ser libre y abierta a cada individuo, al que siempre queremos etiquetar y hablar en su nombre.

    Mi décimo pensamiento. "Palabra de maestro II"

    Retomando nuevamente el libro de Carlos González, me gustaría que leyerais lo que dice uno de sus personajes, Don José Luis, el maestro, a la pregunta de qué hay que tener en cuenta para ser un buen maestro:

    Don José Luis, ¿qué requisitos son necesarios para ser un buen maestro?- pregunta TT, con sincera curiosidad, y tal vez, con el grato recuerdo de algún profesor en su corazón.

    - Desde mi ahora, veo cinco ingredientes fundamentales en mi receta del maestro integral:

    En primer lugar, amarse a sí mismo. No se puede ayudar a otro incondicionalmente sin haber conquistado esta necesidad interior. Tenderíamos, sin ser conscientes de ello, a utilizar al otro para que hiciese la conquista por nosotros; el “victimismo” sería una tentación constante, y tarde o temprano, sentiríamos el mordisco de la decepción, al no poder darnos la otra persona lo que le demandamos.

    Segundo: Amar a la vida sin reservas. ¿Cómo puedo preparar para la vida si no la quiero...?.
    Sentirla como un misterio a desvelar, como una oportunidad para crear, como un camino hacia el corazón del otro, como un espejo de mi propia belleza interior...

    Tercero: Amar también sin reservas a la persona que pretendemos enseñar.

    Cuarto: Provocarla. Este paso es imprescindible si queremos ser matrona de los potenciales que encierra el educando – dice esto clavando su mirada en Verchia y sonriéndole.

    Quinto: Es el ingrediente que permite integrar todo lo anterior, se llama confianza. Esta es la base de la amistad junto con el amor. Un verdadero maestro, es amigo, en su sentido más profundo, de su alumno. Algunos compañeros tienen pavor a emplear esta palabra en el contexto educativo. Para mí, si no se atraviesa este puente, habrá siempre una zanja que impedirá una educación radical, en el sentido bello de la palabra. Este pensamiento camina a la par con la idea de que no se puede enseñar, si a la vez, no se está aprendiendo; lo cual implica ver al educando también como educador, y por lo tanto, como un igual. La amistad puede tomar infinitas expresiones, siempre habrá algunas, que lejos de menoscabar la autoridad del profesor, la reafirme. (p. 7)

    Pues bien, todo queda dicho, el aprendizaje se reduce al amor, al amor por los demás y a la confianza que depositamos en los otros y en nosotros mismos. Queriéndonos, queriendo lo que somos, queriendo lo que sabemos, y dando todo por ello, nos convertimos en cómplices del aprendizaje de los otros, en camino y guía de nuestra realidad.

    Mi noveno pensamiento: "Entendiendo la Educación Holística"

    Para mí, hablar de Educación Holística, es estar en continuo contacto con la realidad que nos rodea, es sentirnos parte de un todo, y en términos académicos, ese todo no puede reducirse a meros contenidos que los alumnos aprenden y que les sirven para aprobar una u otra asignatura.

    En el día a día los alumnos aprendemos (todos hemos sido alguna vez), o mejor dicho intentamos memorizar todo un paradigma de información que finalmente, la mayor parte de las veces, queda en agua de borrajas, es decir en nada o poca cosa. Muchas veces, esos contenidos están alejados de la realidad, o bien nosotros los docentes no hacemos lo suficiente para que esos contenidos entren a formar parte de sus realidades a través de métodos sin sentido, es decir, aprende "esta cosa" que mañana o pasado mañana tendrás un examen o prueba al respecto para ver todo lo que has aprendido. A mi entender, este examen no nos cuenta mucho del alumno, la información que nos aporta es variada o variopinta: 

    • El alumno ha sido capaz de entender lo que se le preguntaba. ¡Genial!
    • El alumno ha sido capaz de memorizar y recordar los contenidos para el examen. ¡Bien!
    • El alumno ha podido copiar en el examen y ha pasado la prueba. ¡Qué listo!
    • Otros... (siempre se pone al final de toda encuesta)
    Cuánto ha sacado finalmente en el examen, un 10, un 9, un 7 , un 3. Y todo esto para qué, cuánto esfuerzo para que nos cuente qué del alumno, que ha sabido realizar no sé qué para ... A veces un sin sentido que no hace que nuestro alumno se convierta en mejor persona, mejor ciudadano o más crítico en la sociedad de la que todos formamos parte. 

    Los alumnos aprenden contenidos en nuestras aulas, que la mayor parte de las veces no los hacen suyos porque no están integrados dentro de un programa que abraza la realidad. Los alumnos tienen que sentir lo que aprenden, tienen que experimentar lo que aprenden; el aprendizaje tiene que ir encaminado a cambiar y dar forma a nuestro mundo, a aportar más que a asumir que las cosas son como son, porque así me la cuentan libros y maestros.

    El aprendizaje no debería ser en ningún momento una cuestión en la que los docentes tengamos que ser juez y parte. Tenemos, como educadores, fomentar el auto-aprendizaje, el aprender a aprender, el respetar los tiempos de los alumnos. Nuestros gobiernos y dirigentes están empeñados en diseñar programas y leyes encaminadas a un aprendizaje ficticio e irreal que no hace más que alejar al educando de los educadores. En marcar líneas más gruesas e indivisibles entre los que formamos el mundo de la educación (¡todos!). Se trata de dejar hacer, de respetar ritmos, de respetar decisiones, de fomentar el auto-aprendizaje y la auto crítica. Se trata de confiar los unos de los otros. Con confianza es como se crea un mundo mejor, un mundo más solidario, un mundo que todos nos merecemos.

    Mi octavo pensamiento: "Más sobre Educación Holística"

    Aquí me gustaría que visionarais el siguiente video en donde Carlos González,  - del que ya he hablado en otros posts - nos explica lo que es la Educación Holística a través de una comparativa con el cuerpo humano. Merece la pena sentarse y disfrutarlo en compañía de amigos, colegas o quien creáis oportuno. Os dejo sin más con el video. ¡Que lo disfrutéis!



    LA EDUCACIÓN HOLÍSTICA EXPLICADA A TRAVÉS DEL CUERPO HUMANO from arcoirisdan on Vimeo.

    Mi séptimo pensamiento: "Sobre Educación Holística"

    En éste, mi nuevo pensamiento, quiero que leáis y conozcáis un poco sobre Educación o Pedagogía Holística. Para ello, os adjuntaré a continuación información variada sacada de diversas fuentes.

    En primer lugar, una visión de lo que es o significa la Educación Holística tomada del documento: "La Educación Holística: Una Interpretaciópn para los Profesores de los Programas de IB", de John Hare. En él, se nos define de la siguiente maera:

    La educación holística se centra en el desarrollo de la persona en el sentido más completo posible, anima a los alumnos a dar lo mejor de sí y los capacita para sacar todo el jugo posible a las experiencias de la vida y alcanzar sus metas (Forbes 2003: 17). Estas experiencias o logros pueden ser vivencias inusuales, especiales y profundamente significativas para el individuo, o pueden representar una posición, función o vocación que la persona perciba como singular o especial, y sea una meta importante en su vida.
    Esta podría describirse como la "visión" de la educación holística. El objetivo de la educación holística debe ser preparar al alumno para vivir una vida plena y productiva en la que tendrá que poner a prueba, desarrollar y aplicar sus habilidades y sus cualidades como parte de su aprendizaje durante toda la vida. Se trata de un viaje educativo de descubrimiento personal que comienza con la educación formal y continúa luego a lo largo de la vida.

    Características de la educación holística

    • La educación holística fomenta el desarrollo general del alumno y se centra en su potencial intelectual, emocional, social, físico, creativo o intuitivo, estético y espiritual. 
    • Fomenta la importancia de las relaciones en todos los niveles dentro de una comunidad de aprendizaje en la que el educador y el alumno colaboran en una relación abierta y cooperativa.
    • Da importancia a las experiencias de la vida y al aprendizaje fuera de las aulas y del entorno de educación formal en pro de una educación para el crecimiento, el descubrimiento y la ampliación de horizontes. Suscita el deseo de encontrar significados y comprensión, y de involucrarse en el mundo. 
    • Capacita a los alumnos para examinar de forma crítica los contextos cultural, moral y político de sus vidas. Impulsa a los alumnos a cuestionar y cambiar activamente los valores culturales para cubrir necesidades humanas.

    La educación holística tiene la capacidad de conducir al alumno hacia nuevas áreas de pensamiento, ampliar sus ideas personales y su pensamiento crítico, y ayudarlo a valorar el mundo que lo rodea y darse cuenta de la importancia que tienen las relaciones en todos estos ámbitos. Especialmente, la educación holística tiene la capacidad de otorgar a los alumnos las herramientas para pensar diferente, pensar de forma creativa y reflexionar sobre sus propios valores.
    Sin duda, los profesores incentivan a sus alumnos para que se transformen en miembros de la sociedad cultivados, informados y participativos. Este objetivo se encuadra dentro de la educación holística y brinda a los profesores un marco en el que trabajar. Asimismo, pretende que los alumnos se desarrollen activamente más allá del mero éxito académico.

    lunes, 25 de marzo de 2013

    Mi sexto pensamiento: "Palabras de maestro I"

    Bien, en estas líneas intentaré dar a conocer ciertas frases, aunque mejor sería decir, los pensamientos de un maestro que quiere mostrarnos lo que significa ser "maestro".
    Se trata de Carlos González, licenciado en Ciencias Físicas y profesor de secundaria de Matemáticas y Física 24 años, durante los cuales, ha estado soñando con que una educación diferente era posible. Se tomó un año sabático y escribió el libro “23 maestros, de corazón: un salto cuántico en la enseñanza” en el cual imagina la historia de una clase un poco especial… donde todos (alumnos y profesor) son maestros.
    Comienzo, pues, con el primer pensamiento que yo destacaría de su libro:
    Había nacido un nuevo maestro, que había aprendido a mirar desde el corazón a sus alumnos. Desde esa nueva posición, no veía defectos en ellos, sino un universo de dones esperando ver la luz. Mi profesión se convirtió en algo mágico...” (p.5)

    Carlos nos ofrece una mirada diferente hacia la educación, una mirada desde nuestro ser más íntimo, de aquel que siente lo que vive y vive para compartirlo. Nos habla de mirarnos en nuestro interior, de  sacar lo mejor que llevamos dentro y ofrecerlo a aquellos con los que compartimos el día a día en nuestras aulas.
    Nos marca un camino de acercamiento que todo docente puede ofrecer, porque así lo sentimos, y porque esa será la única verdad que podemos transmitir. Tenemos que ver al alumno como una "persona" como él los llama, una persona llena de interrogantes y en el camino y la senda del conocimiento; sólo basta con abrir puertas, a través de las cuales ellos sean partícipes y herederos de su propio caminar. Para ello, basta una mirada diferente, una mirada sincera y un transmitir desde el corazón. Significa ver a nuestros alumnos - sea el que sea, llámese como se llame - como son, diferentes los unos a los otros, únicos y con una magia interior que tenemos que descubrir y hacerles ver que así es. Cuando esto ocurra nos daremos cuenta de lo que significa ser maestro, de la magia que tiene y de lo felices que podemos llegar a ser, y sobre todo, de la felicidad que podemos diseminar tanto en nuestro mundo como en el de los alumnos.

    Debemos, por tanto, propiciar en el alumno una actitud positiva hacia su propio conocimiento, desde su propia sabiduría, que aunque a veces no lo sepa o sepamos, está ahí, y se hará evidente si sabemos posicionarnos en ese nuevo lugar del que nos habla Carlos, mirando desde el corazón, para que todos, incluido el alumno, pueda ver los dones y habilidades de los que son poseedores.

    Y en esto, hablamos de las competencias, cada ser, único e indivisible, es capaz de hacer cosas hermosas en este preciado mundo, sólo basta hacerlas aflorar y nosotros - entre otros - que nos hacemos llamar maestros, seremos parte importante en el acompañamiento y en el descubrimiento de las maravillas de cada uno de ellos. ¡Que así sea!

    domingo, 24 de marzo de 2013

    Mi quinto pensamiento: "Los deberes. Capítulo 3"

    Deberes y obesidad

    No trato de alarmar a la sociedad en general con el encabezamiento de mi artículo. Sólo pretendo aportar otro dato más en torno al mundo de los deberes. 

    Según algunos expertos, ya se empieza hablar de que "los deberes excesivos para casa no sólo aumentan el estrés de los padres (que se ven incapaces de asumir cualquier otra actividad por las tardes) y de los niños (que ya están agotados tras pasar siete horas en el colegio), sino que, al impedirles jugar, aumentan de forma notable las tasas de obesidad infantil, por lo que son, en definitiva, perjudiciales para la salud."

    Pues eso, creo que muchos de nuestros hijos y alumnos pasan mucho tiempo sentados - esperemos que ¿estudiando? - dedicados a los quehaceres diarios encomendados por sus profesores, que no hacen más que alargar la jornada escolar y no favorecer el ejercicio físico, mediante el juego o cualquier otra actividad fuera de lo puramente académico.

    So muchos los padres y madres que borran a sus hijos de distintas actividades extraescolares porque tienen que "hacer deberes", son como dioses sagrados a los que la sociedad da mucha importancia y del que el alumnado saca poco rendimiento, en la mayor parte de los casos, estrés y agobio continuado.

    Actividades como el deporte, el juego, un paseo diario, una charla con la familia o los amigos o la música podrían favorecer en gran medida a paliar el cansancio que muchos de nuestros alumnos arrastran en el día a día; a romper con lo anodino, lo cotidiano. Es lo que hacemos la mayoría de la gente cuando terminamos una jornada de trabajo; hay que desconectar para que lo trabajado o lo aprendido se tome su tiempo y se encaje dentro del engranaje de la vida.

    Muchos días, en mis clases diarias, los alumnos me comentan que tienen un examen - ya dedicaré otro pensamiento a los exámenes - y me piden la hora para estudiar, normalmente les digo que no, que deben relajarse y hablar de otra cosa. Todo a su tiempo. Las clases anteriores son y serán sus momentos de aprendizaje y su preparación para ser ciudadanos del mundo. Para ello, y gracias a la ayuda del profesor, los alumnos tienen que ver que la clase es un momento mágico de aprendizaje, que son consciente de ello, que así se lo mostramos los profesionales y que eso será la base de su propio conocimiento y aprendizaje individualizado.

    En definitiva, dejemos que los niños aprendan, aprendan a aprender y respetemos su tiempo de ocio favoreciendo la actividad más allá del plano académico, para que entiendan que la escuela les ofrece momentos únicos de aprendizaje, y de esta manera evitar otros problemas añadidos como pudiera ser la obesidad, que no es un invento mío, sino una sombra que acecha a muchos de nuestros escolares en la actualidad. Está claro que hay otras causas que provocan la obesidad, como los manos hábitos alimenticios, pero el sedentarismo también, y los deberes fomentan este aspecto.

    Mi cuarto pensamiento: "Los deberes: Capítulo 2"

    ¿Los deberes aumentan las desigualdades entre alumnos? 

    Es algo que no me había planteado, pero después de leerlo en diferentes fuentes,  me parece que es algo a tener en cuenta. Cada familia es un mundo y puede aportar a sus hijos lo que buenamente pueden. 

    Si hablamos desde el punto de vista económico, hay familias que pueden permitirse el lujo de enviar a sus hijos a clases particulares por las tardes (¡más tarea!), pero, y pensando en la situación de crisis que estamos viviendo, ¿pueden todas las familias realizar tal gasto para ayudar a sus hijos? La situación aparece un tanto desequilibrada, aunque existan programas como el que se ofrece en Extremadura, un Plan de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA) en su modalidad de Acompañamiento Escolar en centros de Educación Primaria y Secundaria.

    Muchos de nuestros alumnos van a clases particulares, bien porque van mal académicamente en el colegio, bien porque así lo deciden sus padres, como elemento de ayuda para, en la mayoría de los casos, sacar mejores notas y hacer las tareas que los profesores les han mandado. Los resultados que se obtienen de esta tendencia no siempre es la deseada, y lo que consigue en la mayoría de los casos es un aumento de la jornada escolar con el consiguiente rechazo por parte de los alumnos.

    En el plano cultural, no todos los padres saben de todo, como es normal. Yo tampoco lo sé todo. Como decía Sócrates. "Sólo sé que no sé nada"; tenemos que ser conscientes de que no lo sabemos todo; sabio es "el que sabe lo que sabe y sabe lo que no sabe". Como docentes, no deberíamos dar una carga más de trabajo a los padres, nuestro trabajo no puede o debe ser suplido por ellos. Si un alumno tiene la suerte de que su papá o mamá puede ayudarle en la realización de deberes escolares, que tiene tiempo para dedicarle después de su jornada de trabajo, estamos marcando una desigualdad o desequilibrio con aquellos que no pueden ofrecerla. Entonces, ¿no será mejor que la tarea escolar se realice en clase y no en casa? Nosotros, docentes, estamos para ayudar al alumnado en su formación académica, a favorecer su aprendizaje y a enseñarles que el aprendizaje es parte de su tarea en la vida. Aprendemos porque queremos o bien porque necesitamos que sea así, dos premisas que dan como resultado un aprendizaje significativo. Si nos interesa o necesitamos aquello que queremos aprender, seguramente lo aprenderemos. Lo demás, que sea la escuela la que haga que eso sea así mediante un clima de respeto de las propias capacidades del alumnado.

    Para terminar, me gustaría leyeran lo siguiente sacado de un artículo de prensa digital de sociedad de El País:

    "Jean Jacques Hazan, presidente de la FCPE, explica a este diario que “muchos profesores, sindicatos e inspectores de educación se han sumado a la protesta y a la discusión porque los deberes son uno de los síntomas de la degradación que vive la escuela pública en Francia”. Según Hazan, “el tiempo lectivo está muy mal organizado, y los deberes solo añaden un trabajo suplementario de repetición que no ayuda a los alumnos a entender las materias. Si uno no ha entendido la lección en clase con el profesor, será un milagro que la aprenda en casa solo o con sus padres. Hace falta que los niños enseñen en casa lo que han aprendido en el colegio y no que enseñen en clase lo que han hecho en casa”."

    Mi tercer pensamiento: "Los deberes. Capítulo 1"

    Cuando hablo de deberes, me refiero a toda tarea repetitiva y sin sentido que algunos docentes quieren que los alumnos realicen en casa después del horario escolar. 

    Hablo de copiar ciertas páginas no sé cuantas veces, hablo de volver a realizar en casa los mismos o parecidos ejercicios realizados en el aula, hablo de resumir un tema que es imposible resumir por la poca información que ya viene en el libro de texto, hablo incluso de escribir 100 veces el famoso "en clase no se habla", hablo de estudiar para aprobar exámenes y sepamos lo inteligentes que son nuestros alumnos, hablo de estudiar de memoria y si no es así el profesor nos baja la nota, hablo de tantas cosas, a mi juicio sin sentido que, creo, que como docentes tenemos que plantearnos la finalidad y el sentido de ciertas costumbres arraigadas en la escuela.

    Apuesto, sin temor a equivocarme, que tenemos muy buenos profesionales, pero que debemos tomar conciencia de lo que está sucediendo en el aḿbito escolar y dar un giro para mejorar la calidad de la enseñanza. A día de hoy, las cifras indican que tenemos un 30% de fracaso escolar, si esto es así, algo hay que empezar a cambiar, y yo les aseguro que no es "mandar más deberes" a nuestros alumnos, ni aumentar la carga escolar, ni tener más horas de matemáticas, ni de lengua en perjuicio de otras áreas, en mi humilde opinión igual o más interesantes para el desarrollo evolutivo y cognitivo de nuestros alumnos.

    Creo que los alumnos dedican horas suficientes en las aulas como para aprender y practicar lo aprendido en las mismas, sin necesidad de, una vez terminada la jornada escolar, y después de comer, dediquen más horas al estudio que ya realizaron en las aulas. Los deberes están generando problemas en el seno familiar, haciendo que los padres se conviertan en profesores - que no lo son - de sus hijos, la jornada escolar se incrementa sin necesidad alguna, impiden que los alumnos puedan dedicar su tiempo libre como quisieran a otras actividades como jugar, leer, hacer deporte, aprender a tocar un instrumento. Como solemos decir docentes y padres, "antes las obligaciones y después las devociones". Esto ya me lo decía mi padre, que en paz descanse, sometemos a los niños a un nivel de estrés que no les lleva a ninguna parte. Bueno sí, provoca malestar, odio a todo lo que huela a escuela y desgana en general. Todo en su justa medida está bien, pero más allá de eso no nos lleva a nada positivo y fructífero.

    ¿Algunos os habéis planteado seguir trabajando después del trabajo? Os imagináis al albañil poniendo ladrillos después de una dura jornada de 8 horas en la calle, al cirujano que viene de operar a seguir operando en casa? Yo al menos no, y como así pienso, me niego a mandar deberes repetitivos, sin sentido, que no sirven para nada y que la mayoría de las veces, se sitúan como elementos antipedagógicos, no está probado que sirvan para algo. Hablo de ese mandar deberes: 4 ejercicios de mates, 4 de lengua, 2 de inglés , 3 de conocimiento del medio, ... y esto casi a diario. Y todos decimos, "si sólo son unos cuantos ejercicios que harán en 15 minutos". Pero nos olvidamos de multiplicar - hay que repasar las tablas - ya que 15 por 4 ó 5 asignaturas, cuando no tienen un examen o tienen que entregar un trabajo, hablamos de un mínimo de 1 hora diaria, que finalmente es más porque el alumno no entiende lo que se le pide, por el ritmo con que pueda hacer las tareas, por el cansancio que provoca seguir con la tarea escolar después de 5 ó 6 horas en el colegio. En definitiva, creo sinceramente que el niño - todos lo hemos sido, ¡o ya no nos acordamos! - quiere hacer otra cosa, y tiene derecho a que sea así. Quiere JUGAR, o cualquier cosa que se le parezca, y este derecho es UNIVERSAL e inquebrantable.



    sábado, 23 de marzo de 2013

    Mi segundo pensamiento: "Comparto"

    Creo que es de sabios "compartir". Compartir es ofrecer a los demás lo que nosotros creemos que es nuestro y que realmente pertenece a todos y cada uno de nosotros, a toda la humanidad. Este mundo no sería concebido de otra manera si ésto no fuera así, al menos yo no lo imaginaría de otra forma.

    Pienso y deseo que ésto o algo así, sea lo que piensen los docentes en nuestras escuelas, los científicos en sus laboratorios, los médicos en sus hospitales los ... (la lista sería infinita, o al menos así lo pienso yo).

    Entrando en el plano de la educación, que es lo nos trae en este minúsculo espacio cibernético, voy a compartir con vosotros algo que he tenido la suerte de recibir a través de un simple correo electrónico, e-mail que dicen otros, aunque aplicaciones como las hoy día conocidas, llámense whatsapp, line, spotbros y más que aún desconozco, comienzan a imponerse en este mundo que no para y sigue sumando. Bien, ha llegado a mis manos, más diría que a otros sentidos de los que aún conservo, como son la vista y el oído, las enseñanzas y experiencias de un profesor, al que muchos llaman "el maestro de maestros", Carlos González. Lo que más me ha llegado de sus palabras, es la idea de hablar a nuestros alumnos con el corazón y desde el corazón para entender el paradigma de las enseñanzas, para entenderlos y para hacernos entender. Sólo si nos "desnudamos", sólo si somos nosotros mismos, aún en los distintos "yo" que representamos y mostramos en el día a día, seremos capaces provocar inquietudes y romper barreras.

    En primer lugar, me gustaría, pudiérais ver el siguiente video que es una entrevista al citado Carlos, "Maestro entre Maestros", sobre su libro y una película documental sobre el mismo. Si os apetece, podríamos aquí comentar al respecto, sería interesante.

    Si queréis leer su libro "Veintitrés maestros, de corazón, un salto cuántico en la enseñanza.", lo podéis descargar de manera gratuita en el siguiente enlace. Pinchad aquí.

    Mi primer pensamiento: "Me sincero"

    Comienzo mi andadura en este blog para deciros que después de mucho pensarlo, me he decidido a compartir mis ideas en el campo de la educación. Me gustaría traer a esta bitácora pensamientos en voz alta; comenzaré con los míos propios, que a su vez quisiera - sin ser una osadía - se convirtieran en "cascada" de otros, seguramente más dignos de un gran "betseller", pero en el que todos tuvieran cabida, por lo personal y lo único de lo que representen.

    En la medida posible, intentaré ofrecer de igual manera, todo tipo de reflexiones en los distintos formatos que nos ofrecen las tecnologías para que podamos darle un sentido a la escuela que todos querríamos, a la escuela que los niños merecen y que nosotros como adultos - docentes o no - somos, sin duda alguna, capaces de ofrecer.

    Me gustaría, pudiéramos en este espacio, compartir y debatir sobre distintas escuelas y tendencias en el plano educativo, para que todo nos aporte y nos ofrezca una luz clara y con sentido a una realidad universal como es la escuela, que más allá de ser un lugar o un espacio físico, se convierte en estos momentos y, creo que siempre, en una manera de vivir y de aportar algo importante a nuestra sociedad desde el propio corazón.