lunes, 1 de abril de 2013

Mi noveno pensamiento: "Entendiendo la Educación Holística"

Para mí, hablar de Educación Holística, es estar en continuo contacto con la realidad que nos rodea, es sentirnos parte de un todo, y en términos académicos, ese todo no puede reducirse a meros contenidos que los alumnos aprenden y que les sirven para aprobar una u otra asignatura.

En el día a día los alumnos aprendemos (todos hemos sido alguna vez), o mejor dicho intentamos memorizar todo un paradigma de información que finalmente, la mayor parte de las veces, queda en agua de borrajas, es decir en nada o poca cosa. Muchas veces, esos contenidos están alejados de la realidad, o bien nosotros los docentes no hacemos lo suficiente para que esos contenidos entren a formar parte de sus realidades a través de métodos sin sentido, es decir, aprende "esta cosa" que mañana o pasado mañana tendrás un examen o prueba al respecto para ver todo lo que has aprendido. A mi entender, este examen no nos cuenta mucho del alumno, la información que nos aporta es variada o variopinta: 

  • El alumno ha sido capaz de entender lo que se le preguntaba. ¡Genial!
  • El alumno ha sido capaz de memorizar y recordar los contenidos para el examen. ¡Bien!
  • El alumno ha podido copiar en el examen y ha pasado la prueba. ¡Qué listo!
  • Otros... (siempre se pone al final de toda encuesta)
Cuánto ha sacado finalmente en el examen, un 10, un 9, un 7 , un 3. Y todo esto para qué, cuánto esfuerzo para que nos cuente qué del alumno, que ha sabido realizar no sé qué para ... A veces un sin sentido que no hace que nuestro alumno se convierta en mejor persona, mejor ciudadano o más crítico en la sociedad de la que todos formamos parte. 

Los alumnos aprenden contenidos en nuestras aulas, que la mayor parte de las veces no los hacen suyos porque no están integrados dentro de un programa que abraza la realidad. Los alumnos tienen que sentir lo que aprenden, tienen que experimentar lo que aprenden; el aprendizaje tiene que ir encaminado a cambiar y dar forma a nuestro mundo, a aportar más que a asumir que las cosas son como son, porque así me la cuentan libros y maestros.

El aprendizaje no debería ser en ningún momento una cuestión en la que los docentes tengamos que ser juez y parte. Tenemos, como educadores, fomentar el auto-aprendizaje, el aprender a aprender, el respetar los tiempos de los alumnos. Nuestros gobiernos y dirigentes están empeñados en diseñar programas y leyes encaminadas a un aprendizaje ficticio e irreal que no hace más que alejar al educando de los educadores. En marcar líneas más gruesas e indivisibles entre los que formamos el mundo de la educación (¡todos!). Se trata de dejar hacer, de respetar ritmos, de respetar decisiones, de fomentar el auto-aprendizaje y la auto crítica. Se trata de confiar los unos de los otros. Con confianza es como se crea un mundo mejor, un mundo más solidario, un mundo que todos nos merecemos.

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