lunes, 1 de abril de 2013

Mi duodécimo pensamiento: "La Lectura"

La lectura es otro tema que me gustaría compartir con vosotros. Un tema controvertido, en el sentido de que nuestros a nuestros alumnos - no a todos - no les gusta mucho leer y por el contrario le interesan otras cosas como la televisión, el cine, os videojuegos, los móviles, ... Un gran lista de cosas antes que la lectura. 

¿Porqué a los niños no les atrae la lectura? Seguramente hablaríamos de muchos factores como por ejemplo el poco hábito lector en algunas familias, otros intereses por parte del niño, o por qué no decirlo, al mal enfoque en las escuelas a la hora de orientarnos en la gran aventura de leer.

A continuación recojo unas palabras de José Mario Horcas Villarreal del Centro Educativo de Cádiz, publicadas en "Cuadernos de Educación y Desarrollo" en su artículo La Lectura en la Escuela:

La escuela es la encargada de enseñar a leer con el objetivo de emplear la lectura para el aprendizaje. Además es el lugar donde se imparten los conocimientos. Por lo tanto, el niño relaciona la lectura escolar con la obligatoriedad. Es muy difícil que la obligatoriedad lleve a la adquisición del hábito de la lectura.
Generalmente la obligatoriedad genera rechazo. En este momento la lectura se ha convertido en un fastidio para el niño y cualquier intento de revertir esta situación resultará vano. El niño no comprende para qué le servirá en el futuro saber leer. Le interesa hoy, leer algo interesante, algo que lo distraiga, que lo haga soñar, imaginar.
Yo creo que José Mario ha dado en la llaga, la obligatoriedad a la hora de leer. Normalmente, en nuestros centros educativos, y dentro de algunas materias como inglés y lengua, los alumnos tienen lo que se denominan "Lecturas Obligatorias". Es decir, nosotros los docentes decidimos lo que tienen que leer por encima de sus intereses y gustos. Está bien que acompañemos al alumno en su caminar por el mundo de las letras, que le despertemos ese gusanillo o amor por la lectura, que le ofrezcamos nuestra visión de lo que leemos, de que compartamos con ellos nuestros gustos y decepciones en la lectura de algunos libros. Pero en ningún caso deberíamos imponer a los demás aquello que está fuera sus gustos, de sus inquietudes, en este momento estaremos "matando" la afición a la lectura, el puente directo al conocimiento, el vuelo directo a nuestros sueños, a lo que jamás imaginarán de otra forma.

Y para rematar la faena, tenemos "los famosos exámenes de los libros obligatorios de lectura". ¿Es que leemos en la vida real para luego ser preguntados al respecto? ¿No sería mejor crear en las aulas talleres para hablar sobre las lecturas que los alumnos han leído? ¿Un rato para el diálogo, un rato para la oratoria, un rato para compartir? Esto sí se acerca a nuestra realidad, nadie nos hace un examen sobre lo que leemos, normalmente compartimos y disfrutamos con ello. ¿Porqué no trasladar esto a nuestras aulas?, aunque seguramente en muchas ya se hace. Siempre con la manía de cuantificar lo que hacemos, quizá no sea todo culpa nuestra, los docentes, sino de un sistema que nos gobierna y no nos deja caminar por el lado del amor al conocimiento.

La mayoría de las veces nos equivocamos. El año pasado me encontré con una mamá que me dijo que a su hijo no le gustaba leer, pero que el curso anterior (primaria), le encantaba, leía y leía sin parar, sin obligaciones, sin restricciones, respetando sus intereses y su mundo. ¡Ay! esto se acabó el curso siguiente, les obligaban a leer ciertas lecturas, a veces muchas para sus edad, y el pequeño había dejado de amar la lectura, había dejado de querer a su fiel amigo que tantas "batallitas" e ingenios compartieron. La lectura había dejado de tener esa magia que embriagaba al niño y ... la escuela había dejado de tener ese no sé qué que la hacía especial y al que todos los días iba con alegría.

Nosotros los adultos leemos lo que nos interesa, o lo que alguien nos recomienda, pero nadie nos impone lo que tenemos que leer. La lectura debería ser así, libre, que podamos elegir lo que queremos leer. Por nuestra parte, por parte de los docentes, deberíamos ofrecer, pero nunca imponer a nuestros alumnos lo que podrían leer, siempre respetando sus intereses para acercarlos al maravilloso mundo mágico de la lectura, el maravillosos mundo del saber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario