sábado, 1 de marzo de 2014

Mi decimoquinto pensamiento: "Un poema que hace escuela"

Como cada mañana,
me levanto un poco cansado,
a veces angustiado
y sin saber por qué.
De repente,
me acuerdo de que tengo un examen,
que he estudiado lo que he podido,
que he memorizado lo que mi cabeza me ha permitido;
todo está listo, todo el conocimiento espera,
parece un volcán que necesita salir a la superficie
y hablar de sus bondades,
de sus verdades,
de las verdades que los libros pintan.

Como cada mañana,
llego a un lugar “sagrado”,
la escuela,
puerta de conocimientos,
la escuela,
lugar de encuentro,
la escuela,
¿mi escuela?
¿nuestra escuela?
A veces me pregunto
si esta es la escuela que yo quiero,
una escuela llena de deberes,
una escuela de normas,
una escuela de exámenes
que hablan poco de mí;
solamente muestran mis miedos,
mis ansias por superar “sus” verdades,
mis nervios, que no son míos,
que son aprendidos …

Como cada mañana me siento libre
rodeado de mis amigos.
Me siento confuso
si me preguntan por qué,
siento que soy yo
y que yo no soy
lo que ellos quieren que yo sea.
Mis pensamiento son míos,
sus pensamientos son los de todos …
los de todos aquellos que no me dejan ser
para lo que un día fui concebido.
Nací para ser yo,
nací para ser uno más,
para sumar,
para aportar,
para que supieran
lo que realmente somos.

Esta mañana me he levantado,
como cada día,
sintiendo,
queriendo ser
y apostando por ello.
Esta mañana,
es hoy,
es el mañana
y es lo que nuestro corazón intenta decir.
Esta mañana es libre,
es de todos, …
Esta mañana, sí.
Esta mañana ha llegado el respeto,
un respeto que acoge,
un respeto que deja ser.
Nuestro silencio se silencia
y se escuchan voces de verdad.
Se acerca la respuesta,
nos miramos a los ojos
y hablamos de vida.
Dejamos atrás un mundo absurdo de preguntas,
un mundo absurdo de interrogantes que no nos dejan respirar.
Queremos ser nosotros mismos;
ahora sí, él me escucha, mi maestro,
mi amigo, un amigo que respeta y que me escucha.
Un amigo que realmente me quiere y me aprecia.
Un amigo que me deja ser yo
y me ayuda a serlo.

Se acabaron los largos días de sinsentidos y
esfuerzos innecesarios.
Se acabaron esas cientos de horas
dedicadas a “desaprender”.
Se acabaron esas disputas con los que me quieren
intentando convencerme de que …“los que me quieren, me harán llorar”.
Yo solamente quiero ser feliz
y que todos lo sepan.
Mi felicidad,
es mi mayor aliado en este mundo de desesperación.
Mi felicidad,
la felicidad de cada uno,
es la que superará el odio y la incomprensión.
Se acabó todo aquello que suena a imposición;
suenan trompetas de aires eternos,
de brisas que hablan,
de vientos que inspiran,
de lluvias que huelen a mojado.
Suenan trompetas que hablan de mi,
de un ser único
que necesita ser comprendido allá donde estemos.
Este soy yo,
esta es mi vida
esta es mi escuela,
la escuela de lo personal,
la escuela del amor y del respeto,
la escuela que está en nosotros …

la escuela que es sagrada y que se llama “YO”.

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